jueves, 18 de noviembre de 2010

¿Asesinando el tiempo?

Se dice que el ser humano se diferencia del resto de seres vivos del planeta principalmente por su inteligencia (aunque eso está quedando demostrado que es bastante subjetivo) y por ser consciente de sí mismo. Y digo yo, ¿eso de "consciente de sí mismo" para qué sirve? ¿Somos más felices por poseer esa "habilidad"? En mi opinión, por supuesto que no.

Todo esto viene a cuento porque, hace unos días, llegó a mi poder un vídeo familiar de hace veintidos años. ¡¡Veintidos años!! (Antes de que digáis nada, NO está grabado en super 8, que os veo venir. No soy tan viejo...). En él aparece mi familia divirtiéndose en la feria y en un bautizo de un primo mío (que si las cuentas no me fallan, ahora debe de rondar los veinticinco años, que cosas...). Este cúmulo de fotogramas antiguos, sin calidad digital, con el granulado de la cinta analógica, de una época menos complicada (para mí, al menos, que sólo era un chavalín), me ha dado que pensar. Yo la verdad es que no salgo mucho. Apenas un par de tomas en la feria y el bautizo. La cámara era del hermano pequeño de mi madre y, como es natural, sobre todo salen sus hijos y la gente que estaba a su alrededor. Eso en cuanto a la feria. En el bautizo casi no salgo porque, si mal no recuerdo, en aquel entonces mi incipiente creatividad ya daba sus primeros pasos y recuerdo haber cogido la cámara y haber filmado gran parte de la fiesta.

Mi hermano mayor, Mario, sale mucho y no es que fuera un chupacámara, no, es que en la feria aparece bailando sevillanas la mayor parte del tiempo (baila de escándalo) y en el bautizo es el que lleva la voz cantante en la fiesta. Que tío, no para de bailar en toda la noche.

Cosas que impresionan: en primer lugar, ¡¡Mario con pelo!! Increíble. Ahora parece el Profesor Xavier, pero entonces, con veinte años, tenía un pelo muy bonito. Era muy atractivo. Otra cosa graciosa es el look que tenemos todos. Es para partirse. Una tía mía (la mujer del dueño de la cámara), que es rubia y en la peli tiene treinta años, es la viva imagen de Sarah Connors en Terminator. Luego eso es otra. Mi madre es la mayor de cinco hermanos. En el vídeo tiene 45 años (y está preciosa, que pedazo de mujer) y ya tiene tres hijos crecidos. Y su hermano pequeño, con treinta, tiene dos hijos pequeños. Sin embargo, yo me acerco peligrosamente a la cuarentena y, ya no sólo es que no tenga hijos, es que veo difícil que los tenga. Los tiempos cambian.

Hay un momento, en las tomas de la feria, en la que la cámara nos enfoca a mi hermano pequeño Carlos y a mí. Yo tengo dieciocho años y mi hermano dieciséis. Los dos vamos con las novias que teníamos entonces cogidas del brazos. Hay un barrido de cámara hasta que llega a enfocarme a mí y hace un zoom hasta mi cara. Yo me enfrento a ella, la miro y borro mi sonrisa. Recuerdo ese momento. ¿Me estaba mirando a mí mismo veinte años después? "Hola, Antonio, soy tú..."

Lo que me lleva a mi siguiente pregunta: ¿qué ha pasado con esa mata de pelo ochentera que llevaba puesta? ¿Adónde se han ido esos cabellos leonados? Buf, que deprimente. Ahora los chavales llevan los pelos como Cristiano Ronaldo y cuando yo era (más)joven parecía que teníamos una coliflor en lo alto de la cabeza.

Pero volvamos al tema de la consciencia. En aquel momento yo no era realmente consciente del paso del tiempo. Creía que no envejecería, que eso sólo le pasaba a los que pasaban de los veinticinco, pero fíjate. Llegué a los veinte y los años se precipitaron sobre mí de forma vertiginosa. Y ahora me pregunto, ¿por qué vivimos tan rápido? ¿Eso es la consciencia? ¿Darte cuenta de lo corta que es la vida? Me gustaría seguir viviendo en un momento de mi vida más perfecto, menos complicado. Poder capturar ese trozito de mi existencia en el que mereciera la pena permanecer. Un momento en el que no me importara tanto si tenía o no dinero; un momento en el que los bancos no hubieran desencadenado una crisis económica mundial; un momento en el que los problemas fueran menos importantes y en el que sólo hubiera que existir tranquilamente. La vida es bella, pero efímera. Es por eso por lo que vivimos asesinando nuestro breve devenir en el planeta Tierra. Por tanto, hay que dejar de lamentarse y perder el tiempo y disfrutar cuanto sea posible.

Además, el mundo acaba en el 2012...

viernes, 22 de octubre de 2010

Estoy tan feliz...

Hace mucho tiempo que pienso que mi vida no es todo lo buena que yo quisiera. Las cosas no me salen demasiado bien y me sentía como si estuviera metido en un agujero del que no podía salir. Sin embargo, todo ha cambiado en esta última semana. Y no sólo porque en perspectiva tenga la posibilidad de empezar a trabajar (que esto por sí mismo ya es lo suficientemente importante), sino porque después de muchos años sintiéndome mal y pensando que, aún así, mi estado físico entraba dentro de los parámetros normales, los médicos han dado con la raíz de mi problema. Y ahora resulta que hace dieciocho años, cuando tuve mi accidente de moto, se sembró la (puta) semilla de lo que ha terminado siendo un problema grave (o relativamente grave, vaya, que no es cáncer ni nada tan problemático).

No voy a entrar ahora en decir qué es lo que tengo, entre otras cosas porque, realmente, no sé a ciencia cierta quién lee este blog y hay mucha mala uva y lo único que me faltaría ahora es que alguien tratara de perjudicarme porque no tengo una salud perfecta. Imaginaos una cosa. ¿Qué pasaría si un buen día no os pudierais mover correctamente? Sí, puede parecer una pregunta extraña, pero era lo que a mí me pasaba. Perdía el equilibrio tontamente y en ocasiones parecía que estaba borracho (sin estarlo). Con el paso de los años cada vez me costaba más trabajo caminar, apenas podía dar cuatro pasos seguidos sin cansarme. Mis movimientos eran extremadamente lentos y arrastraba los pies como si fuera un anciano. Todo esto y más cosas era lo que a mí me pasaba. Luego me rompí dos dedos del pie derecho cuando trabajaba en unos grandes almacenes y eso fue el comienzo de un declive que iría acentuándose exponencialmente de forma alarmante cuanto más tiempo pasaba. Iba a mí medico, me hacían una analítica completa y pruebas de todo tipo y no me encontraban nada. Un especialista llegó a decirme que todo era psicológico. ¿Psicológico? ¿Me estaba volviendo loco? Evidentemente, con todo lo que me ha estado pasando últimamente mis nervios y mi estado de ánimo no eran los más adecuados para que mi salud no se resintiera de alguna forma, pero de ahí a decir que todo era producto de mis neuras me parecía un pelín exagerado. Tuvo que pasar un año para que volviera a ir al mismo especialista y, como ahora era evidentísimo que tenía algún tipo de problema, me mandara a hacerme las pruebas pertinentes para dilucidar qué me pasaba. Pues bien, ya estoy al tanto de lo que ocurre. Ya me han puesto en tratamiento y lo mejor de todo: ¡¡¡ME SIENTO GENIAL!!!

¿Cómo he podido vivir todo este tiempo de la forma en que lo he hecho? ¿De dónde he sacado las fuerzas necesarias para aguantar sin hundirme totalmente? Ahora que me encuentro tan maravillosamente bien me doy cuenta de lo enfermo que estaba. Llegué a pensar que esto era la vida, que a partir de los treintaicinco años a todo el mundo le pasaba algo parecido, que era ley de vida. Me siento joven. Puede parecer una afirmación absurda viniendo de un hombre que todavía no ha cumplido los cuarenta, pero es la verdad. Supongo que esta euforia desmedida que ahora siento se me irá aplacando con el tiempo, pero ahora mismo pienso disfrutarla a tope. No sé qué pasará en el futuro pero me niego a pensar que las cosas puedan empeorar. Soy feliz...

lunes, 27 de septiembre de 2010

No tengo remedio...

La verdad es que soy un descastado. No sé si tengo muchos fans que me lean (lo dudo muy seriamente), pero desde luego dada mi poca asiduidad escribiendo no cabe duda de que los pocos que tenga los voy a perder. Lo siento. El problema es que no estoy en mi mejor momento. Probablemente esté en el peor que podría estar pero necesito tener la mente ocupada.

En todo este tiempo que ha pasado me han ocurrido alguna cosa interesante. Lo más importante es que he terminado de escribir mi libro (por fin). Es increíble que haya conseguido hacerlo y estoy muy feliz. Estoy verdaderamente ansioso porque la gente lo lea y saber qué es lo que piensan mis lectores. En estos momentos estoy en proceso de revisión. Creo que pondré por aquí algún capitulillo más adelante. Ya veremos.

Lo otra cosa importante es que estoy haciendo un curso muy interesante de diseño gráfico que me está encantando. Estoy aprendiendo muchísimo. Ojalá me sirva para algo productivo además de para aprender.

Bueno, prometo no desaparecer (si es que a alguien le importa, pero en fin...). Bueno un saludo a todos.

jueves, 18 de marzo de 2010

He vuelto...

Así es. Después de tantos días. Después de tantos malos momentos, me veo con la suficiente entereza como para volver a escribir en esta ventana al mundo. La vida me lo está poniendo difícil (sé que no soy el único), sin embargo, no estoy dispuesto a dejarme avasallar por ella. Ignoro para qué me colocó el destino en este mundo, pero lo que sí tengo claro es que no ha sido para sufrir. Voy a vivir con la tranquilidad que me da el saber que tomar el otro camino no me lleva a ninguna parte.

No sé si hay alguien ahí, si hay alguien a quien le importen mis palabras, pero no necesito ni tan siquiera eso porque a mí sí me importan. Basta ya de malos pensamientos. Basta ya de negatividad. Mi cuerpo no se merece el castigo al que lo está sometiendo mi mente. Por eso estoy aquí. Por mí y por la gente que sabe lo que significa que vuelva a estar aquí.

He vuelto...

lunes, 4 de enero de 2010

Se termina una ilusión...

Pues sí, chicos, así es. Este fin de semana mi equipo, el Sevilla FC, se ha encargado sin ningún tipo de miramientos ni paliativos, de cargarse de un plumazo las ilusiones que tenía depositadas en él. El partido frente al Atlético de Madrid (el peor Atlético de Madrid de la historia) fue de una auténtica vergüenza. Ahora a quedado claro hacia donde va este equipo. No se pueden ganar partidos si juegas como si estuvieras en el patio de un colegio, careciendo de la profesionalidad necesaria para que cualquier tipo de trabajo llegue a buen término. Así ha ocurrido. La falta realizada por Fernando Navarro en el último minuto es para mandar a este señor a su casa e impedirle volver a jugar con el Sevilla. Con este y con el del Depor ya son dos partidos perdidos por errores suyos, errores infantiles. Jiménez debe de ser el único sevillista que no se había dado cuenta de que Duscher iba a acabar expulsado, por eso sacó a Romaric del campo.




Por mi parte tengo claro lo que voy a hacer. Voy a dejar de ver los partidos de mi equipo al menos hasta que me lleguen noticias de que, aunque pierda, derrocha profesionalidad en el terreno de juego. Algunos pensarán que esto es de ser mal sevillista, pero no es por eso. Lo paso realmente mal cuando veo a mi Sevilla hacer lo que hizo el sábado pasado y no tengo necesidad alguna de volver a pasarlo mal cuando el Barcelona nos despedace y nos la meta doblada en nuestros tres próximos partidos, porque, si nos puede ganar o empatar cualquier equipo, ¿qué no nos va a hacer el mejor del mundo? Ojalá me equivoque pero veo la Champions un objetivo extremadamente complicado para un equipo que está haciendo lo que hace el Sevilla. En definitiva, sevillistas, la mediocridad más absoluta ha vuelto y esta vez para quedarse.