jueves, 28 de febrero de 2013

Carta a mi yo pasado

Tengo ganas de hablarte, amigo mío. No pienses que esto es una carta de advertencia por lo que te queda por vivir. Tu vida está bien tal y como está. Sin embargo, creo que me gustará hablarte, o escribirte en este caso.

Aún eres joven, muy joven. Sólo tienes catorce años y apenas eres consciente de lo que el destino te depara. Necesito que entiendas que todas las dificultades que encontrarás en tu camino serán de algún modo provechosas para ti. He intentado apresar los minutos de mi vida para intentar hacer que su discurrir fuera más lento, mas ha sido una tarea imposible. Casi sin darme cuenta los segundos se me han escapado entre los dedos como si fueran agua clara y se han ido convirtiendo en días, semanas, meses y años. Dentro de poco te enamorarás por primera vez. No te queda mucho. Será una bonita experiencia aunque no estará falta de dificultades. Porque tu vida será eso. Un cúmulo de incómodas dificultades que intentarán hacerte la existencia bastante extraña. Aun así no te queda otra que superarlas y, créeme, la satisfacción que esto te proporcionará te resultará muy gratificante.

Dentro de veintiocho años serás un hombre templado, no sé si lo suficientemente maduro, pero más duro de lo que cupiera imaginar. El amor habrá sido cruel contigo. No habrán existido una infinidad de mujeres en tu cama, pero sí las suficientes. Tienes que comprender que esa inseguridad que arrastras hay que suprimirla. Tienes que amarte más que nadie porque, desgraciadamente, nadie hará eso por ti. Eso no significa que tengas que ser una mala persona. A lo largo de tu vida muchos serán los que te alabarán tu forma de ser y que manifestarán lo buena persona que eres. Siéntete bien con eso porque yo vivo en un mundo bastante feo y cuando era tú no me podía imaginar que la mezquindad de la gente pudiera acabar con todo lo bueno y decente de este planeta.
Tengo que decirte que tu salud no será todo lo buena que debiera parecerte. No quiero asustarte, pero debes estar preparado para sufrir muchos reveses. Dentro de unos años, cuando pienses que todo está acabado y que nada merece la pena, acuérdate de estas palabras, porque habrá amigos en tu vida que te ayudarán a superar esto. Toda tu vida poseerás esa incomodidad, pero vive, es la mejor terapia que puedo recomendarte.

Vive. Ama a tus allegados. Lee mucho y piensa siempre en positivo. Cuando ya lo consideres todo defenestrado, cuando creas que tu existencia en este mundo es cuando menos absurda y pienses que ya nada merece la pena, aparecerá esa luz que ilumine tus pasos. Unos ojos oscuros llenos de vida te mirarán con admiración. Unos labios de seda acariciarán tu piel y te harán sentirte ángel. Una sonrisa alegre y dulce eclipsarán todos tus malos pensamientos y descubrirás que todo ha estado siempre ahí, que nunca ha pretendido esconderse de ti. Harás lo imposible por conseguir estar permanentemente en ese estado. Te preguntarás por qué ha tardado tanto y finalmente descubrirás que todo tuvo que ser así. Los hechos tienen que transcurrir en su lugar adecuado, justo cuando tienen que suceder. Tu primer amor, el último, la desdicha, la desilusión, el conocimiento, la alegría, los amigos...

No quiero desepedirme de ti sin antes decirte lo maravilloso que me ha parecido ser tú. Con todos los inconvenientes y beneficios que me haya podido producir. Ser tú es especial. Aunque parezca algo lógico, eres único y siempre serás único. Esa individualidad nadie podrá arrebatártela. Tendrás capacidades de las que mucha gente carece. No te preocupes por no saber coger un martillo ni por no ser lo suficientemente rápido. Porque tú tienes el don de la palabra y con ella tu alrededor se convertirá en un escenario perpetuo que te pedirá a gritos ser descrito como sólo tú sabes hacerlo. Y ya sabes, amigo, cuídala, porque no todos los días un escritor consigue capturar entre sus brazos el corazón de la musa perfecta.

lunes, 18 de febrero de 2013

El Coleccionista IX

Yo tuve una novia. Bueno, he tenido varias, tampoco es algo sorprendente, pero voy a hablaros un poco de esta porque viene a cuento de todo esto que ando contando de mi frikismo. Susana, así se llama, aparte de que fue mi primera novia, ha sido la única a la que he conseguido "frikear" un poco. Es a la única a la que le presté comics asiduamente y además, sorprendentemente, se los leía y le gustaban. Recuerdo que mucho antes de que existieran libros dedicados a ordenar la cronología de los muchísimos comics de mutantes que existen yo ya hice una propia para que ella pudiera leer La Patrulla-X y Los Nuevos Mutantes en orden con todas las miniseries y especiales existían sobre ella. La principal consecuencia de todo esto es que hoy ella tiene un hijo de siete años, creo, que algunas veces la mira raro extrañado porque a su madre le gustan más los tebeos que a él (o eso me ha contado).

Pero no es de amores pasados de lo que os quería hablar. Quiero continuar con Star Trek. Resulta que esta chica se emancipó pronto. Bueno, pronto considerando la edad a la que en este país solemos emanciparnos y recuerdo que yo le ayudé a buscar su primer piso compartido. El destino quiso que acabara viviendo en casa de una chica bastante peculiar. Ya de por sí, su nombre era de lo mas rayante: Sagrario (pobrecita) y no se acababan ahí sus peculiaridades, no. Esta chica es la única persona de género femenino que ha hecho que yo no me sienta ridículo en una discoteca bailando. Si yo soy un pato danzando, ella parecía un ganso epiléptico. Desde el principio fuimos conscientes de que la convivencia con ella iba a ser de lo más variopinta. Recuerdo que cuando nos estaba enseñando el piso a Susana y a mí, al llegar a su habitación, fuimos testigos de que estaba llena de peluches. Y naturalmente, los dos sonreímos. Sagrario, nos devolvió la sonrisa y cogió un muñeco que no recuerdo que animal era, pero que era bastante grande y le dijo a Susana: "¿Te gusta? pues te lo vendo". Susana, puso cara de no saber qué hacer, si decirle que no o callarse, así que la pobre, que lo único que quería era empezar con buen pie la convivencia con su recién encontrada compañera de piso, dijo: "Er...ah, bien, muchas gracias". Yo pensé que ahí acabaría todo, pero no. Pensaba que todo se acabaría diluyendo y al final ni Susana se quedaría con el peluche, ni pagaría nada. Sin embargo, Sagrario tenía otros planes y cuando estábamos a punto de salir por la puerta para ir a buscar las cosas de Susana le dijo que no se le olvidara que tenía que pagarle el puñetero peluche. Siempre pensé que esta tía era una oportunista. Se aprovechó de la necesidad nuestra de tener que caerle bien, para encasquetarnos el muñeco aquel, que vete tú a saber por qué demonios, a ella no debía gustarle demasiado.

Pero bueno, vayamos a la parte trekkie del relato. Resulta que la señorita Sagrario (no, no es el peor nombre de reminiscencia católica que he conocido en mi vida. Conocí a una chica que se llamaba Corpus Cristi...) no sólo era friki por parecer procedente de otro planeta, no, además era fan de Star Trek. Estaba enamorada de William Shatner joven que aparecía en la serie clásica interpretando al capitán Kirk. Resulta que esta muchacha  no era sevillana. Se vino aquí a trabajar, pero era ella originaria de Segovia si mal no recuerdo. Charlando con ella, me dijo que en su tierra, en casa de sus padres, tenía dos películas de Star Trek que había grabado de la tele. Star Trek III y Star Trek IV y me dijo que cuando fuera a visitar a sus padres me las traería. Imaginaos mi entusiasmo. En los últimos años yo había estado peregrinando por toda la ciudad buscando material trekkie en video clubs en formato VHS si tener demasiada suerte. Así que estaba encantado. Finalmente me trajo las pelis y me hice copias para mí, no sin cierta dificultad, porque tuve que trerme mi vídeo VHS, conectarlo al de Sagrario y rezar para que ella no se diera cuenta de que estaba utilizando su aparato para reproducir y rebobinar las cintas y eso era pecado porque "el vídeocasette se estropea si rebobinas cintas...". Tuve que hacerlo cuando ella no estaba allí, pero lo cierto es que las copias quedaron muy bien y yo era feliz. Afortunadamente para todos los trekkies españoles poco después se inventó el DVD.