viernes, 15 de abril de 2011

Mis amigos

Tengo un grupo de amigos. De esos importantes. De esos que jamás te fallan. De esos cuyo apoyo está siempre ahí, sin preguntar, sin cuestionarse, pero desde la perspectiva de su propio razonamiento. Y de todos ellos hay uno que, por su carácter y su forma de ser, sobresale de los demás. Él es la voz de la sabiduría en nuestro pequeño colectivo. Quizás sea porque es el mayor de todos nosotros. El que más ha vivido. El que más tiempo lleva aquí y el que intenta siempre iluminarnos desde su visión experimentada del mundo.

Mi amigo es capaz de hacerte reír como nadie y de plantarte los pies en el suelo si, por algún momento, intentas despegar hacia cielos absurdos que no llevan a ningún sitio. Y por eso y por muchas cosas más, lo aprecio tanto. Permanecerá en el umbral de mis necesidades hasta que me haga falta recurrir a él. Lo sé. Él y todos los demás han sido las columnas donde mi pesadumbre y mis grises momentos han descansado, impidiendo que pudiera derrumbarme. Y ha cumplido un año más y nosotros hemos estado con él. Y yo por mi parte seguiré estando en los tiempos venideros. Porque necesito su amistad y porque quiero seguir disfrutando de su agradable compañía y la de su mujer y la de todos los demás.

Juan, gracias por ponernos a todos en nuestro sitio. Por discutir conmigo. Por encenderme las luces cuando no he sabido hacerlo yo. Por hacerme reír e impedir que pudiera llorar. Pero sobre todo, gracias por ser tú. No cambies nunca. Feliz cumpleaños.

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