domingo, 3 de julio de 2011

...mientras, tu vida sigue su rumbo...

Tuve tanta suerte. Hace cuarenta años el destino, la vida o quienquiera que fuese, tuvo la idea, genial o absurda, no soy quién para decirlo, de ponerme en este mundo para probar cómo se vivía. Tal vez debería habérselo pensado mejor antes de hacerlo. Lo cierto es que no me lo han puesto nada fácil. Sin embargo, a pesar de todo, aquí estoy.

En algo si tuvo consideración conmigo. Supongo que como compensación, me colocó en el seno de una familia que, si bien no es perfecta, es posiblemente la mejor en la que te puede tocar permanecer. Me pregunto cuál sería la mejor forma de poderos transmitir lo que tengo en mi corazón sin parecer esto ñoño o sentimentaloide. Voy a intentarlo.

Mis hermanos. ¿Qué puedo decir de ellos? Siempre están ahí. Da igual cuál sea mi problema. No importa si lo estoy pasando mal porque no tenga dinero, porque una chica no me haga caso o porque esté inaguantable con mis neuras. Mi hermano Carlos es mi ángel de la guarda. No va a permitir que caiga en el desánimo. A pesar de sus problemas, siempre me parece tener como principal prioridad. Y puede que eso no sea así, pero es como yo lo siento. Mi hermano mayor, Mario, que es la voz de la sabiduría. Que sabe qué palabra decir en cada momento. Y luego están mis hermanitas. Dos guerreras con disposición a machacar lo que intenta machacarme a mí.

Mis padres. ¿Qué puedo decir de ellos? Para mí siempre han sido sinónimo de protección. No puedo concebirlos de otra forma.

Pero hay mucha más gente. Mucha a la que agradecer cosas. Por eso quiero agradecerle a mi tía Chari su gesto de segunda madre cuando más falta me ha hecho. A mi prima Concha, por demostrarme que jamás perdimos esa complicidad que en su día tuvimos y que nunca nos ha abandonado. A mi prima Ana, porque no te imaginas el valor que tus bromas tuvieron para mí ayer. Justo lo que necesitaba. A mi primo José Luis, porque siempre ha demostrado ser mi amigo y porque cada vez que me abraza y me besa siento ese vínculo irrompible que nos une. A mis primos los Zayas, Antonio, Jose Mª y Dani, me crié con vosotros y el tiempo me ha dado la razón. No hay nada que pueda haber valido más la pena que eso.

En fin. Somos tantos que es complicado mencionaros a todos. Sabéis quiénes sois. Anoche no hubo ni uno solo de vosotros que no me arropara, que no me preguntara y que no me diera toneladas de cariño. Perdonadme todos por mis horas bajas. Están siendo tiempos duros para mí, pero estoy aprendiendo a vivir con ello. Estoy empezando a no sentirme metido en un pozo negro. Puede que todo esto os parezca una tontería, pero os garantizo que a mí, cada vez que pienso en ello, no puedo evitar que se me salten las lágrimas. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario