martes, 19 de julio de 2011

Redeando por la red...

Esto de internet es increíble. Uno no para de pensar hasta dónde va a llegar todo esto, porque lo que es yo no le veo el fin (bueno sí, el mundo acabará en 2012, así que es de suponer que internet también). Hace once años que soy internauta. Un poco más quizás. En todo este tiempo he ido observando la evolución del medio. Recuerdo cuando no había ADSL. Antes de conectarme en mi casa, mi amigo Jesús y yo íbamos a una tienda de informática, que no recuerdo dónde estaba, a conectarnos. En aquel tiempo de teclados color hueso, ratones de bolita y enormes monitores de rayos catódicos, no teníamos ni el euro (benditos tiempos). Sí, seguro que os acordáis. Era aquella época en la que mil pesetas era una fortuna. Ahora seis euros es una mierda (y lo peor, treinta euros también). Teníamos que pagar la conexión por horas. Ahora en los ciber está muy de moda, pero entonces era superextraño, creedme. Y allí nos llevabamos toda la tarde guardando información (páginas web completas) en discos de 3,5. Maravillosas páginas estáticas sin flash que te volvieran completamente loco.

Pocos años después tuve conexión en casa. De esas que ocupaban la línea telefónica y que sólo tenían tarifa plana a partir de las seis de la tarde. Fue en aquel entonces cuando hice mi primera amistad por internet. Mi queridísma amiga Ana. Cuando todavía podías charlar en un chat sin que te salieran mil colgaos queriéndo enseñar su manubrio a cualquier chica que se pusiera a tiro. No existía el facebook, ni el tuenti, ni nada. Si hubiera existido, Ana y yo lo habríamos pasado realmente bien (aunque lo pasábamos igualmente bien de todas formas). Recuerdo el aterrorizante "efecto 2000". Fue terminar de comerme las uvas de la nochevieja de 1999 e irme a la pantalla de mi ordenador a presenciar el principio del fin del mundo. Pero no pasó nada, el efecto fue una milonga preparada por empresas informáticas para ganar más pasta de la que ya ganaban.

Ahora todo es mucho más fácil. Todos estamos conectados con todos y las redes sociales son un tumulto de gente enseñando fotos y cotilleando de todo el mundo. Porque vamos a ver, ¿hay algo más divertido que cotillear el muro de un nuevo amigo? Gracias a facebook he retomado el contacto con amigos que hace un siglo que no veía e incluso he vuelto a hablar con mis dos primeras novias. Es increíble. Y ahora soy administrador de dos grupos de facebook. Un club de solteros que no vale para nada, porque la gente se enrolla poquísimo y uno que ha hecho mi familia y unos amigos en el que soy administrador porque tenía que subir el logo que había hecho. ¿Hasta dónde llegará todo esto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario