jueves, 3 de febrero de 2011

Tres semanas después...

La vida sigue igual. Yo pensaba que no, que era imposible. Y ciertamente, aunque mi percepción de cada situación sea completamente diferente a la de antes, para ese ente que posee el reloj de nuestro destino todo sigue de la misma forma. Y es una mierda. A mí me gustaría poder tener la habilidad de hacer que mis sentimientos respecto a todo lo que me pasa fueran distintos. Pero no. Tengo que sufrir cuando no quiero sufrir. Es la vida.

Hace casi tres semanas que estoy solo. Todo este tiempo ha servido para cerciorar algo que tenía prácticamente claro. Voy seguir solo por un tiempo. La persona que yo creía que era el amor de mi vida no se está comportando como tal. Me duele todo lo que está haciendo, lo reconozco. Sin embargo, no la echo de menos. Ella está haciendo todo lo posible para que esto sea así, pero doler, duele mucho. De pronto siento que no conozco a quien ha tenido mi corazón encandilado durante tanto tiempo. No hace más que echar agua fría sobre él para que todo se enfríe. Y me da mucha pena.

A pesar de todo, sigo adelante. Me siento mejor, mucho más tranquilo que antes. Creo que dentro de poco podré centrarme lo suficiente para empezar a hacer cosas. Falta me hace. Mi familia es todo el apoyo que necesito, ella y mis amigos, mis buenos amigos. En fin, todo tiene que ir a mejor a partir de ahora. Sería difícil que fuera a peor...

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